El diseño interior de este año apuesta por una paleta cromática que busca generar ambientes equilibrados, funcionales y conectados con la naturaleza. Las tendencias se orientan a crear espacios más armoniosos, donde los colores acompañen la vida diaria sin imponerse. Estos son los tonos que veremos con mayor presencia según los especialistas.
Verdes naturales
Los verdes inspirados en hojas, plantas y musgos —como el oliva o el salvia— ganan protagonismo por su capacidad para transmitir serenidad. Se integran muy bien con materiales como la madera, el mimbre o las fibras naturales, logrando ambientes frescos y acogedores.
Azules profundos
Los azules en tonalidades medias y oscuras continúan siendo una opción destacada. Aportan una sensación de calma y estabilidad que funciona especialmente bien en dormitorios, estudios o cualquier espacio destinado al descanso. También ayudan a generar profundidad sin recargar visualmente.
Tonos cálidos terrosos
La paleta de terracotas, arcillas y beiges tostados sigue creciendo en popularidad. Estos colores aportan calidez y se complementan de forma natural con texturas artesanales, cerámicas y detalles rústicos. Son una excelente opción para quienes buscan ambientes cercanos y envolventes.
Neutros suaves
Los neutros evolucionan hacia tonos más cálidos como el greige o los blancos cremosos. Además de iluminar los espacios, actúan como base versátil para integrar otros colores sin generar contrastes fuertes, lo que facilita composiciones equilibradas y contemporáneas.
Acentos vibrantes
Aunque predominan las paletas suaves y naturales, los colores vibrantes mantienen su presencia de manera más medida. Tonos como el mostaza, el coral o el ciruela se utilizan en accesorios y detalles decorativos para aportar dinamismo sin saturar el espacio.
¿Qué cambia respecto a años anteriores y cómo aplicarlo a tu proyecto?
En comparación con temporadas pasadas, donde predominaban los grises fríos, los contrastes marcados y algunos acentos intensos como protagonistas, este año las tendencias se vuelcan hacia una estética más cálida, natural y coherente. Los colores buscan acompañar, no dominar.
Para quienes están iniciando un proyecto de diseño interior, esto se traduce en tres claves prácticas:
- Elegir una base cálida y equilibrada.
Neutros suaves y tonos tierra son un punto de partida sólido para cualquier espacio. - Incorporar el color mediante capas.
Los tonos verdes y azules pueden utilizarse en mobiliario o paredes específicas, mientras que los acentos vibrantes funcionan mejor en elementos fáciles de renovar. - Combinar color con textura.
Integrar materiales naturales —madera, fibras, cerámica— refuerza la sensación de confort y hace que la paleta cobre profundidad.
Con estos lineamientos, cualquier proyecto puede adaptarse a las tendencias actuales sin perder personalidad ni funcionalidad.



